La determinación de la presencia de la unidad de medida del “pie gallico”, o “pie de Sant Gallen” (1 pie = 0.324 m), en los restos de la cripta que se conserva bajo la actual iglesia del monasterio benedictino de San Pelayo de Oviedo permite, unido al análisis de los restos conservados, además de adscribir la misma a modelos de raigambre paleocristiana desarrollados en edificios religiosos del occidente europeo (La Galia merovingia, reinos de la Inglaterra sajona, Italia), entre los siglos VII-IX, datarla con probabilidad en el reinado de Alfonso II de Oviedo, formular una hipótesis de reconstrucción basada en premisas litúrgicas y constructivas, mediante el análisis comparado con los modelos de la Heptarquía sajona, muy semejantes (Hexham, Ripon), y, por ende, formular una hipótesis razonada de reconstrucción del edificio en el que se articulaba dicho espacio litúrgico, perfectamente encajado en el contexto histórico - arqueológico de los edificios que lo rodean.
Según lo señalado, proponemos un modelo de iglesia monástica de nave única y planta rectangular de doble cuadrado, el anterior que acogería el espacio del pórtico, espacio privilegiado, y la nave, y el posterior en el que se desarrollaría el santuario, sobreelevado de la nave a consecuencia de la presencia de la cripta semi-subterránea, y compuesto por un presbiterio en su parte anterior, y (presumiblemente), un triple santuario en la posterior. Dicho presbiterio debió contar con un cancel, posiblemente alto, que contribuiría a resaltar el significado litúrgico de su ámbito, y, en el muro, contó con dos entradas a la cripta, de las cuales una (la situada al N, lado del Evangelio), que daba entrada al camarín funerario, se conserva, deduciéndose claramente la otra del carácter de los muros que conforman el citado camarín, espacio principal de la cripta. Esta entrada (la situada al S, lado de la Epístola), daba entrada a un deambulatorio que se intuye claramente alrededor del camarín, y que correría bajo los muros perimetrales del presbiterio de la iglesia, cruzando la cabecera de la misma, hasta llegar, en el lado N, a una cámara lateral dotada de una balaustrada o pretil abierto en el muro N del camarín, desde el que podría contemplarse el espacio funerario, que además contaba con una entrada desde el muro lateral N de la iglesia, que se conserva, cegada.
Se trata de un deambulatorio destinado a la contemplación, por parte de los fieles, de los plausibles restos martiriales conservados en el camarín funerario central, entrando a dicho deambulatorio desde la nave de la iglesia (puerta S de la cripta), saliendo del edificio por el lado N de la cripta una vez completado el recorrido y realizados los ritos correspondientes, oficiados por los ministros del culto presentes en el interior del camarín, al que habrían accedido por la puerta mencionada en primer lugar (puerta N de la cripta), reservada al clero.