Iglesia de Santo Adriano de Tuñón

Reseña histórico-artística

Incluimos aquí este monumento, pese a encontrarse relativamente apartado de Oviedo, por dos razones: por una parte, se trata de una fundación directamente patrocinada por la monarquía (Alfonso III y Jimena), ya que el Príncipe construye el edificio y lo dota con bienes de su patrimonio directo; por otra, es ilustrativa del sistema socioeconómico en que se apoya el Reino de Asturias, en sus vertientes política y religiosa, ya que el sistema de fundación de monasterios, como forma jurídica de articulación de unidades de explotación agropecuaria, villae, es el mismo que sostiene la subsistencia de las aristocracias laica y religiosa, que constituyen las élites dirigentes del Reino.

Evolución Histórico-Constructiva de Santo Adriano de Tuñón. Evolución Histórico-Constructiva de Santo Adriano de Tuñón.

La iglesia de Santo Adriano de Tuñón fue patrocinio directo de los príncipes Alfonso III y Jimena, siendo dedicada a los santos mártires Adriano y Natalia, el domingo 24 de enero de 891, participando en su consagración cinco obispos. Se localiza en la actual localidad de Tuñón, en el valle del río Trubia, en el camino a la meseta por el puerto de Ventana, siendo el centro de un importante conjunto de explotaciones agropecuarias de propiedad regia, que constituirían el nucleo del patrimonio monástico, y cuyo coto territorial, en un principio bajo la jurisdicción de San Salvador de Oviedo, terminaría por originar el actual concejo de Santo Adriano.

Para la historiografía clásica del Prerrománico Asturiano, pasa por ser un humilde templo rural, exponente de la "decadencia" del estilo asturiano -caracterizada por la copia servil de modelos arquitectónicos de la "etapa de Alfonso II"-, adjudicada al reinado de Alfonso III.

César García de Castro ya avisó con sólidos argumentos (G. de Castro, 1995), acerca del error que suponía tal caracterización del templo monástico de Tuñón bajo los parámetros más arriba expuestos. En el mismo sentido, los argumentos adicionales que exponemos a continuación, demuestran la importancia de la fundación y donación a San Salvador del monasterio de Tuñón, a la par que contribuyen a situar en su justo término la realidad material de este edificio, acorde con la interpretación funcional del conjunto monástico, aportando datos que apartan a este templo de su supuesto carácter de tosca fundación rural, pudiendo tan solo, si acaso, aplicarse este adjetivo a su ejecución material, tal vez por parte de operarios locales, no dependientes del taller que planeó el edificio, el cual utilizó técnicas de composición arquitectónica muy complejas, presentes en otros edificios del ciclo asturiano de la talla arquitectónica de Santullano o Priesca.

En algún momento entre los siglos X y XI sufrió ruina, siendo ésta de la entidad suficiente como para ocasionar la nueva consagración de la iglesia una vez finalizada su restauración, lo que ocurrió en 1108, bajo el episcopado del obispo Pelayo, que dentro de su programa de reformas incluyó este templo dentro de la red parroquial asturiana por él creada. De este hecho tenemos constancia epigráfica, por la inscripción conservada en la enjuta del arco que da acceso a la habitación lateral S desde la nave central. De esta restauración es fruto la completa refacción del antecuerpo occidental, y de parte de los muros perimetrales del templo, según han ilustrado recientes exploraciones arqueométricas (Caballero Zoreda et. al, 2010).

Santo Adriano de Tuñón. Hipótesis de planta altomedieval.