Edificio pequeño. Complemento constructivo a modo de tabernáculo o templete, utilizado para dar realce a algún elemento, o para guardar algo de pequeño tamaño. Relicario.
En época altomedieval, y en el ámbito del Reino de Asturias, se utilizaron tanto como elementos constructivos de realce (templete de foncalada), como formando parte del equipamiento de los templos, en el muro testero del ábside, como sagrarios.
Técnica de orfebrería utilizada para fijar la piedras que adornaban las joyas, a la superficie de las mismas, empleada magistralmente por los orfebres romanos y, en sus formas más evolucionadas por los bizantinos, a lo largo de toda la Edad Media.
En su forma más frecuente, se dispone una banda metálica que abraza y asegura la gema, soldándose después a la superficie metálica, o bien enganchándose a la misma mediante pestañas.
Se denomina de este modo a toda piedra dura grabada en hueco, utilizándose para este fin, sobre todo, piedras finas como ágatas, coralinas, esmeraldas, amatistas, granates y lapislázuli.
Esta forma de piedra tallada era la más común que, en época romana, se producía para engastar en los anillos, siendo de esta procedencia, los entalles frcuentemente reaprovechados en las joyas tardoantiguas y altomedievales encargadas por las élites aristocráticas bárbaras y donadas a catedrales y monasterios.
La costumbre romana de grabar inscripciones conmemorativas sobre piedra, fue heredada por el Reino de Asturias, donde se utilizó para conmemorar la fundación y consagración de monumentos tanto religiosos como civiles. Para ello se utilizaron técnicas y tipos gráficos romanos, existiendo ejemplares de carácter marcadamente clásico, como son los fragmentos conservados de las inscripciones fundacional y consagratoria de San Tirso, o la conmemorativa de la fundación de Foncalada, atribuibles ambas, por el estilo de su tipo gráfico, al reinado de Alfonso II.