Xenodoquio

(Gr. xenodokhéion, lat. Xenodochium) Durante el Bajo Imperio Romano, este término era sinónimo de hospital donde se dispensaban atenciones médicas. En la Edad Media bizantina, tenía más bien el significado de albergue gratuito para los peregrinos. No obstante, creemos que, a partir del Edicto de Teodosio de 390, ambos términos pasaron a designar, en sus respectivos ámbitos geográficos, establecimientos destinados a ambas finalidades.

La tradición hospitalaria (de dar albergue al viajero), aparece institucionalizada en el ámbito occidental en la antigua Grecia, donde los palacios reservaban las alas de los mismos para el albergue de invitados, peregrinos y viajeros (hospitalia), mientras que los cuidados médicos se reservaban a los sacerdotes, que los administraban en los templos: conocido es el culto a Esculapio, con importantes santuarios en Grecia (Epidauro), y Roma (Isla Tiberina). Con la supresión del culto a Esculapio por el Edicto de Teodosio, se generaliza la creación de hospitales específicos, muchas veces financiados por la iniciativa de ricos patricios, como es el caso del de Fabiola (390 d. C.), en Roma, o por iniciativa pública, con el decreto del Emperador Juliano (361-363), ordenando la construcción de hospitales para enfermos y pobres en las ciudades más importantes del Imperio.

En la Europa occidental posterior a las invasiones, y debido a la notable decadencia de las ciudades, sobre todo en lo referido a vida institucional -lo que ocasionó una precarización de los servicios en las mismas por falta de recursos organizativos y financieros suficientes-, son los monasterios los que asumen de modo muy notable la administración de servicios médicos y asistenciales; así, la regla de San Benito de Nursia establece la obligatoriedad de la hospitalidad a los visitantes y, si fuera necesario, la administración de cuidados médicos, por lo que cada monasterio solía estar provisto de hospital y hospedería, pudiendo estar ubicados ambos en el mismo edificio, aunque en ámbitos separados, según la importancia del cenobio. En la Hispania visigoda, se conserva la planta del xenodoquio construido cerca de la basílica de Santa Eulalia por el obispo Masona (último cuarto s. VI), deduciéndose perfectamente de ella su disposición y funciones.

En el ámbito del Reino de Asturias, la tradición atribuye a Alfonso II la fundación de, al menos, un hospital en Oviedo, extramuros de la ciudad episcopal, al sur de la misma (actual calle de Cimadevilla), dotado de una capilla consagrada a San Nicolás de Bari, del que sabemos que, efectivamente, tuvo altar consagrado en el gran santuario ovetense, conservándose la imagen asociada al mismo, debida a la iniciativa reformadora del obispo Pelayo (1er cuarto del s. XII). Este hospital se configuraba en dos edificios simétricos, articulados interiormente por un patio, y con salida a sendas calles extramuros de la ciudad: desde el situado al E, al ramal de la calzada romana, que discurría ante la puerta Rutilante, entrada principal a San Salvador; desde el ubicado al O, a otro ramal más alejado, que conducía, igualmente, a la calzada mayor que se dirigía hacia Siero. Esta configuración, y su carácter extramuros, hacen pensar en una separación entre transeúntes sanos y enfermos, filtrando de este modo el acceso a San Salvador, disposición que reproduce, simplificada, la del mencionado Xenodoquio del obispo Masona en Mérida. Por el E, también extramuros de la ciudad, inmediato a la puerta de Sansón (actual calle Mon), se ubicaba el hospital de San Julián y Santa Basilisa, que en la Edad Media estaba bajo la jurisdicción de la Cofradía de los Herreros, pero que posee la misma configuración arquitectónica del anterior, aunque es de menores dimensiones; además de que la advocación de su capilla avisa de la posible antigüedad del mismo.

Por último, con la cada vez menor importancia de la ciudad como sede regia, en 1096 Alfonso VI donó el Palacio Francisco, o magno -también ubicado extramuros de la ciudad episcopal, al NO de la misma, inmediato a la puerta de Santa María- edificado por su antecesor Alfonso III, para albergue de pobres, peregrinos y enfermos, con lo que se completaría la red hospitalaria del Oviedo medieval en su primera época, hasta que, a finales del siglo XIII, Doña Velasquita Giráldez -noble patricia ovetense de origen franco-, fundase y dotase patrimonialmente el hospital de la Cofradía de los Sastres (alfayates), que se ubicaba al oeste de la capilla del mismo (capilla de «La Balesquida»), y del que subsisten aún algunos arcos del pórtico de su planta baja.

Ubicación de los posibles hospitales altomedievales de Oviedo. Reinado de Alfonso II. Ubicación de los posibles hospitales altomedievales de Oviedo. Reinado de Alfonso II.
Xenodoquio del obispo católico Masona de Mérida (s. VI, reinado de Leovigildo). Corte y distribución del mismo. Corte y distribución del mismo.