Ábside

En las construcciones basilicales romanas, dependencia donde se ubicaba el estrado del tribunal. En dichos edificios, hasta época plenoimperial, dicho estrado no requería para su ubicación un marco arquitectónico específico, lo que sí se aprecia en época bajoimperial (Basílica de Magencio, Roma). En la arquitectura cristiana, la misma dependencia definida en época imperial, cambiando en ella la presencia del estrado del magistrado por el altar. En la arquitectura basilical cristiana, suele estar adosado al muro de fondo y abovedado, concentrándose en él la mayor riqueza decorativa del templo.

En las iglesias del ciclo asturiano, es típico el esquema del triple ábside, importado de la arquitectura cristiana siria, y aplicado a las iglesias monásticas, que solían presentar múltiples cultos, y la realización de oficios simultáneamente en los altares correspondientes a los mismos.

Ábside de santuario único. Iglesia de San Tirso. Ábside de santuario triple. Iglesia de Santa María. Ábside en batería, con múltiples capillas a los lados de la central. Basílica de San Salvador. Ubicación del ábside en la iglesia de  de Santullano.

Alfiz

Recuadro que envuelve, a modo de guardapolvo, un arco, bien partiendo del suelo, bien de las impostas del mismo.

En la arquitectura asturiana, la presencia del alfiz enmarcando, generalmente, la triple ventana de la estancia supraabsidal, o la del propio ábside, como en San Tirso, ha motivado una interesante polémica acerca de su procedencia, desde considerarlo como un préstamo temprano de la arquitectura emiral, a retrasarlo cronológicamente al momento de las inmigraciones masivas de mozárabes, a partir de la segunda midad del s. IX.

Sin embargo, siguiendo un criterio arqueológico (G. de Castro, 1995), se demuestra que el alfiz de San Tirso se corresponde con el momento fundacional del edificio, lo que invalidaría la hipótesis andalusí, siendo, por tanto, lo más probable, la existencia de una fuente común de la que beberían tanto la arquitectura emiral como la asturiana, con origen en la arquitectura tardoantigua y paleocristiana de Siria y Oriente Medio.

Alfiz en el claristorio del ábside de la iglesia de San Tirso. Alfiz en la habitación secreta, sobre el ábside de Santa María de Bendones.

Aljibe

(Del árabe: al-yibab, pozos; equiv. Lat.: cisternam) Un aljibe es un depósito subterráneo de agua, generalmente abovedado, donde se almacena el agua procedente, normalmente, de pluviales, canalizada a tal efecto aprovechando elementos constructivos del edificio al que se asocia. Así, además de su evidente utilidad doméstica, se revela elemento fundamental en la arquitectura militar, al posibilitar una cierta independencia de las instalaciones defensivas, de canalizaciones y elementos similares, vulnerable siempre a su interceptación desde el exterior de las fortalezas.

En el Reino de Asturias consta la atención a la construcción de infraestructuras hidráulicas, si bien en su contexto resulta determinante la orografía y características del territorio, en general con abundantes afloramientos acuíferos debido a la litología del terreno (pozos artesianos de Oviedo: palacios episcopales y catedral); por otra parte, en cuanto a la arquitectura militar conservamos ejemplos de aljibe asociado al suministro de fortalezas en las torres de Luna (León), similar a este que planteamos como probable hipótesis para el torreón del castillo de Tudela (Oviedo): situado en la cota máxima de la fortaleza, aprovecharía el agua de los pluviales a través de un sistema de captación desde el adarve del torreón (de uso común en la arquitectura militar de la época), y su aliviadero serviría para alimentar el estanque, o abrevadero, que los arqueólogos plantean en la base del recinto fortificado, al SO de la mencionada torre.

Vista general del torreón del castillo de Tudela en cuyo entresuelo se ubicó, posiblemente, un aljibe. Corte mostrando el sistema de captación de agua de lluvia y su conducción hacia el aljibe del sótano. Corte mostrando el aljibe en el semisótano de la torre, destino final del agua captada en el adarve almenado.

Altar

En el cristianismo, es la mesa de piedra consagrada que cubre un sepulcro sellado con reliquias de los mártires.

Fue en el Concilio de Epaona (517), donde se decretó que los altares debían contener siempre -en el lugar donde el sacerdote extendiera los corporales, depositando las formas consagradas y el cáliz para la celebración de la misa-, una piedra de consagración o ara, dotada de una cavidad conteniendo las reliquias martiriales.

En el Reino de Asturias, los altares podían estar situados en el centro del presbiterio, como ocurría en ciertos templos martiriales, hoy desaparecidos, o bien en capillas dispuestas a lo largo del mismo, pudiendo existir un santuario único, triple, o incluso disponiéndose los ábsides en batería a lo largo del muro de fondo del presbiterio, procediendo esta práctica de los primeros tiempos del cristianismo.

Asimismo, la mesa consagrada o ara, que disponía de inscripción mencionando el hecho de su consagración, el nombre del obispo que la había realizado, las reliquias depositadas en el altar, y la fecha de la misma, podía situarse sobre pies derechos o stypes, o bien sobre un podio de piedra, coexistiendo en los templos del Reino de Asturias los dos tipos de soporte.

Por último, es un hecho a destacar la presencia en el Reino de Asturias, al menos desde mediados del s. IX, de un tipo de altar privado, dotado de todos los elementos propios al altar, pero no apto para la realización de la ceremonia de la misa, ya que su ara carece de las fórmulas propias de la consagración, lo que se pone de manifiesto en la inscripción de la misma: ausencia expresa de mención al acto, y del nombre del obispo actuante. El ejemplo conservado es el que se situaba en la sala noble de Santa María de Naranco (hoy en el mirador E), y que, investigado por César García de Castro Valdés, hay que poner en relación con la práctica religiosa privada de sus patrocinadores, el rey Ramiro I y su esposa Paterna, ligada en este caso a una oración penitencial de invocación Mariana.

Santa María de Naranco: Altar penitencial de podio. Explicación de sus partes.
Altar de Santa María de Naranco: Inscripciones del ara. Seleccione una inscripción en el ara para leerla o continúe la presentación para hacerlo en el orden correcto. CRISTO, HIJO DE DIOS, QUE ENTRASTE EN EL VIENTRE DE LA VIRGEN SANTA MARÍA SIN HU/ MANA CONCEPCIÓN Y SALISTE SIN CORRUPCIÓN; QUE MEDIANTE TU SIERVO
RAMIRO, PRÍNCIPE GLORIOSO CON LA REINA CÓNYUGE PATERNA RENOVASTE ESTA MORADA CONSUMIDA POR LA MUCHA ANTIGÜEDAD Y POR MEDIO DE ELLOS EDIFICASTE ESTE ARA DE BENDICIÓN A LA GLORIOSA SANTA MARÍA EN ESTE LUGAR ELEVADO; ÓYELOS DESDE TU MORADA DE LOS CIELOS Y PERDONA SUS PECA/
DOS. QUE VIVES Y REINAS POR LOS INFINITOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN. DÍA NOVENO DE LAS KALENDAS JULIAS DE LA ERA 886 (23 DE JUNIO DE 848) Frontal Lateral derecha Posterior Lateral izquierda
Situación de los altares en la iglesia de Santullano.

Arco

El arco es un elemento sustentante articulado, formado por dovelas de piedra o ladrillo, dispuestas en forma de curva, que logra una distribución de cargas más eficiente que los arquitrabes rectos, al desviar el peso de los muros del elemento sustentante hacia los apoyos laterales -pilares o columnas-, con el consiguiente alivio de cargas.

Con origen en la arquitectura de oriente próximo, su uso se generalizó en occidente por los romanos, utilizándose en los pórticos y naves de las basílicas civiles (Basílica Aemilia, Basílica Iulia), de donde pasó a la arquitectura paleocristiana y bizantina, de cuyos modelos procede su uso en la arquitectura altomedieval asturiana.

Arco de descarga sobre dintel. Testero de la capilla de San Miguel, en la Cámara Santa de Oviedo. Sucesión de arcos de medio punto en la arquería norte de Santullano. Disposición de los arcos en la iglesia de Santullano.
Distribución de empujes mediante el uso de un arco. Distribución de empujes mediante el uso de un arco.

Arco de triunfo

En la arquitectura romana, arco conmemorativo situado, generalmente en alguna vía importante, escenario de desfiles conmemorativos, a la entrada de las ciudades o de los foros de éstas.

En la arquitectura cristiana primitiva, se monumentalizaba mediante un arco de triunfo el ingreso al presbiterio, sobre todo en las iglesias dotadas de transepto, para simbolizar el tránsito del mundo terrenal -dominado por el pecado-, al sagrado, guardando la entrada del santuario en que mora la divinidad, accesible para el pueblo mediante la participación en el sacrificio eucarístico, cuyo sacramento se administraba sin traspasar la barrera material del presbiterio.

En la iglesia ovetense de San Julián y Santa Basilisa, se conserva un ejemplo capital de este tipo de estructura.

Arco de triunfo de vano central, y ventanitas arqueadas laterales. Iglesia de Santullano. Arco triunfal flanqueado por columnas. Santuario central de San Miguel de Liño. Situación del arco de triunfo en la iglesia de Santullano.

Arquería

Sucesión de arcos sostenidos por pilares o columnas, utilizada, tanto en espacios abiertos como cerrados, para articular un pórtico o voladizo, monumentalizándolo, o servir de soporte a un muro construido sobre ella.

En el Reino de Asturias, la arquería sobre pilares es el recurso arquitectónico utilizado mayoritariamente para la división de las naves en las iglesias de organización basilical. Sólo en San Miguel de Liño se sustituyeron los pilares prismáticos de sillarejo por columnas de fuste constituido por tambores de piedra arenisca.

Por otra parte, también existen ejemplos de arquería monumentalizando un pórtico, como en el primitivo acceso sur a la iglesia de San Salvador, en el contexto de un pórtico de arcos dignificando un acceso episcopal al transepto catedralicio; o el pórtico de la crujía Este del palacio de Alfonso III, que figura en la documentación de fines del s. XI, y que fue explorado por Fortunato de Selgas a finales del s. XIX, y que articulaba monumentalmente el muro sur de la sala noble del palacio.

Arquería sobre pilares separando la nave lateral N de la nave central. Basílica de Santullano. Arquería sobre columnas separando la nave lateral N de la nave central. Iglesia de Miguel de Liño. Arquería articulando el pórtico de la planta baja del probable palacio abacial. Monasterio de San Vicente.

Arquería ciega

Recurso arquitectónico consistente en articular rítmicamente un muro, exterior o interior, mediante arcos superpuestos a pilastras embebidas o apoyadas en el mismo. De este modo se consigue un efecto ornamental, al establecer un ritmo arquitectónico en el muro, a la par que se consigue el engrosamiento del muro, sin incrementar decisivamente la masa del mismo, disminuyendo la anchura del espacio a cubrir, pero sin disminuir de modo sensible la superficie útil.

Fue empleado profusamente ya en el Bajo Imperio Romano (Basílica de Iunius Bassus, Roma, s. IV), de donde pasa a la arquitectura áulica medieval, tanto en Occidente como en Bizancio.

En el Reino de Asturias existen numerosos ejemplos conservados, utilizándose, con los fines descritos, en obras arquitectónicas de prestigio: Refectorio comunal de San Salvador de Oviedo, sala noble de Santa María de Naranco, nave de Santa Cristina de Lena, etc; a la par, y elaborada con materiales más nobles, constituyó el principal recurso ornamental en los santuarios de los templos, a la vez que servía para disminuir el espacio a cubrir por la bóveda de medio cañón que los remataba, incrementando de este modo la seguridad de estos espacios.

Arquería ciega sobre columnas marmóreas romanas reaprovechadas, complementando los muros laterales del ábside central. Basílica de Santullano. Arquería ciega articulando ornamentalmente, y reforzando, los muros latarales de apoyo de la bóveda de cañón. Palacio de Santa María de Naranco. Corte: Arquería ciega en el muro lateral del aula, articulando monumentalmente y reforzando el mismo. Iglesia de San Juan Bautista.

Atrio

En la arquitectura paleocristiana primitiva, el atrio, al igual que en la casa romana, constituía un ámbito arquitectónico de entrada a la iglesia, en forma de patio porticado antepuesto a la misma.

En época altomedieval, el atrio pasa a ocupar el total del espacio que circunda la iglesia, en forma de circuito alrededor de la misma, donde se sitúan, en el espacio de los doce pasos más cercanos al edificio, el cementerio, y, más alejados del templo pero también dentro del recinto, numerosos edificios como monasterios, graneros, etc., quedando así sometidos a la protección del lugar santo.

Atrio lateral de entrada al transepto en la iglesia de San Salvador. Atrio concebido como pórtico frontal. Iglesia de San Tirso. Conjunto del atrio catedralicio de Oviedo. Ubicación del atrio en la iglesia de Santullano.