El imafronte es el muro frontal, o de fachada principal, de un edificio.
En la arquitectura paleocristiana, se aplica a la fachada principal de las iglesias, terminando por asociarse al muro de los pies de la nave central.
El imafronte era totalmente visible en las iglesias más primitivas, pero al complicarse la estructura de los antecuerpos de las mismas, éste quedó camuflado por el nártex o vestíbulo, siendo visible sólo su parte superior, en cuyo hastial solía abrirse una ventana a eje con el piñón del tejado a dos aguas.
En la arquitectura religiosa del Reino de Asturias, evolución simplificada de la arquitectura paleocristiana de la Tardoantigüedad, el muro de la fachada principal del cuerpo de naves puede aparecer exento, lo cual ocurre en los edificios expresivos de una mayor monumentalidad: San Miguel de Liño, San Salvador de Valdediós, y posiblemente San Salvador de Oviedo y Santa María del Rey Casto, al incluirse el cuerpo de pórticos en la estructura general del templo; o bien adoptar esquemas más funcionales y sencillos: como en Santullano, Santa María de Bendones, y, seguramente, San Tirso, ocultando el muro de los pies de la nave a la par que creaba un juego de volúmenes.
Hilada de sillares, algo voladiza respecto al plano del muro sobre el que se asienta, a veces decorada con molduras, que sirve de asiento a un arco o una bóveda. Cuando la imposta forma un continuo sobre el muro, hablamos de línea de imposta.
En la arquitectura del Reino de Asturias existen ejemplos de imposta sobre todo como remate de los muros sobre los que asientan las bóvedas de medio cañón de los santuarios de los edificios religiosos. También existen impostas que sirven de soporte a las bóvedas principales, en edificios abovedados como Santa María de Naranco, San Miguel de Liño o San Salvador de Valdediós (Boides, Villaviciosa). Además, dada la escasez de escultura decorativa, se utilizó la imposta para coronar los pilares de separación de las naves en las basílicas, con piezas denominadas por ello “capitel-imposta”, que, generalmente podían utilizarse indistintamente como capitel o como basa.
En las piezas de orfebrería patrocinadas por las élites aristocráticas altomedievales, y ofrecidas, generalmente, a iglesias y monasterios, son frecuentes las inscripciones en conmemoración de dichas donaciones.
En la llamada "Cruz de los Ángeles", donada en 808 por Alfonso II a la catedral de san Salvador de Oviedo, la inscripción, situada en el reverso de los brazos, se lee en el orden mostrado en la imagen.