Baptisterio

En la arquitectura paleocristiana primitiva, edificios específicos anexos a los templos, dotados de una fuente -piscina-, excavada en el suelo, adonde los neófitos, adultos, descendían tres escalones hasta la "fuente de vida", para recibir el bautismo por inmersión, ascendiendo, una vez bautizados, otros tres, hasta el nivel del pavimento de la sala.

En época asturiana, se conserva una piscina excavada en el pavimento, en la basílica de San Juan de Pravia (s. VIII), muy simplificada y de escasa profundidad (unos 30 cm), lo que excluye el rito de la inmersión, siendo más probable que fuera utilizada para el bautismo por aspersión (generalizado para el bautismo de infantes, en la reforma litúrgica carolingia del s. IX).

En el período asturiano, las pilas se sitúan dentro de la propia iglesia, generalmente en uno de los pórticos laterales. Se han documentado tres modelos de pila, todos ellos relacionados con el bautismo de infantes por aspersión:

Baptisterio cuadrado, de piscina. Bautismo por inmersión. Iglesia de Santianes de Pravia. Baptisterio en forma de cuba o tonel. Bautismo por inmersión o aspersión. Santa María de Bendones. Pila cupiforme para el bautismo por aspersión. Situación del baptisterio en la iglesia de Santianes de Pravia.

Basa

Parte inferior de la columna, sobre la que se apoya el fuste. A partir de su forma más simple, un simple bloque prismático de piedra denominado plinto, la basa se va complicando con la adición de sucesivos elementos: toros, escocias, filetes o listeles, astrágalos..., que se combinan de diferentes formas en los correspondientes órdenes arquitectónicos clásicos.

En la arquitectura del Reino de Asturias predominan las basas toscanas -sobre plinto, de un solo toro y rematadas por listel-, junto con las áticas -dos toros separados por escocia situada entre dos listeles-, estas últimas procedentes, sobre todo, de piezas romanas reaprovechadas, como es el caso de los diversos ejemplares procedentes de la Catedral altomedieval recuperados en las excavaciones de los años 40 del pasado siglo XX.

Mención aparte, de forma destacada, merecen las magníficas basas prismáticas de San Miguel de Lillo, desarrollo de la basa toscana, con un plinto imitando arquetra-relicario, según la moda bizantina, con sus 4 caras articuladas por 3 arquerías representando escribas y los símbolos de los Cuatro Evangelistas, rematando en toro sogueado.

Basas áticas reaprovechadas. Testero absidal de San Tirso. Basas toscanas. Miradores de Santa María de Naranco. Basas prismáticas historiadas. San Miguel de Lillo.

Basílica

En la arquitectura romana, sala rectangular destinada a las reuniones de negocios y a sede de los tribunales, dividida en naves longitudinales, y abierta, generalmente por uno de sus lados largos, mediante pórticos a una plaza pública.

En la arquitectura paleocristiana se adoptó este modelo edilicio para los templos, debido a que no precisaba adaptaciones para albergar un gran número de personas, concentrando la atención de los fieles hacia el ábside, antes sede del tribunal, y que ahora pasaría a albergar el santuario.

Disposición interior basilical de tres naves. Iglesia de San Salvador. Disposición basilical de tres naves. Iglesia de Santa María. Disposición exterior basílical de tres naves, con la central sobreelevada respecto a las laterales. Iglesia de Santullano.

Bóveda

Sistema de cubrición consistente en la creación de un arco que se prolonga a lo largo de toda la longitud a cubrir, apoyándose en los muros laterales (mediante impostas), o en los ángulos de la sala (mediante pechinas). Los romanos fueron los consumados maestros del abovedamiento, realizando, tanto pesadas bóvedas de hormigón, que cubrían grandes espacios, hasta ligeras bóvedas articuladas mediante nervios de ladrillo, o tubos de arcilla. De éstas derivan las asturianas, siempre de delgado grosor, y construídas, la mayoría de las veces, de toba, piedra porosa y ligera que no transmitía apenas cargas a los muros de apoyo.

Dependiendo de su funcionalidad respecto al espacio a cubrir, las bóvedas de los edificios altomedievales asturianos adoptaron esquemas constructivos y técnicos diferentes: desde la bóveda de loseta de la Cámara Santa, destinada a servir de solado al piso superior, hasta la bóveda ligera de sillarejos de toba de San Miguel de Liño, cuya única función era la de constituir un remate abovedado del techo que sirviera de marco a la decoración pictórica que se utilizaba como símbolo representativo de la magnificencia de la Jerusalén celestial.

Disposición de las bóvedas inferior (cripta), y superior (santuario). Cámara Santa de Oviedo. Interior abovedado con arcos fajones. Sala central de Santa María de Naranco. Bóveda a gran altura. Nave lateral de San Miguel de Liño. Estructura hipotética del sistema de bóvedas de San Miguel de Liño.